En las últimas décadas, varios factores han provocado una tendencia al alza en el precio y el consumo de los derivados del petróleo. El abuso en su uso, las guerras en las zonas de libre comercio, la especulación, el cambio climático y la propia salud humana hacen urgente el desarrollo de nuevas fuentes de energía. Aunque existen proyectos de vehículos propulsados por fuentes de energía renovables (solar, eólica, etc.), el sector del automóvil no ha conseguido desconectar de su dependencia del oro negro. En este contexto, el GLP Auto aparece como una alternativa inmediata a la gasolina y el gasóleo tradicionales. Aunque es un derivado del petróleo o del gas natural, el autogás tiene dos puntos fuertes que mueven a la sociedad portuguesa: es barato y menos contaminante.

En Portugal, el número de vehículos propulsados por autogás se estimó en 40.000 en 2010, llegando a unos 100.000 en la actualidad, con una red de más de 340 surtidores. En 2009, el consumo en este segmento de mercado fue de 26.600 toneladas de GLP. Pero si el autogás, tal como se ha presentado, es una excelente alternativa a los combustibles convencionales, ¿por qué no está mucho más extendido en Portugal?

El desconocimiento de los potenciales usuarios, así como la falta de apoyo de las administraciones públicas portuguesas, pueden explicar que no se haya extendido tanto como en otros países, aunque esto está cambiando con la llegada de BioGLP y la gran publicidad que están haciendo las grandes marcas de distribución de combustibles.

El precio del GLP de automoción en Portugal es considerablemente más barato que las alternativas tradicionales, incluso sin apoyo público en forma de subvenciones fiscales, lo que hace que el futuro del GLP de automoción en Portugal sea muy prometedor.