La confianza de Grecia en el gas natural como combustible de transición es un ejemplo en Europa por la eficacia con la que la economía se ha adaptado a los cambios necesario y ha resultado ser una valiosa experiencia de aprendizaje.

El caso del Gas Natural Licuado es un ejemplo de cómo un país puede adaptarse rápidamente, y con esfuerzo, a las nuevas necesidades que surgen de la obligatoriedad de reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera.

La apuesta griega por el GNL desde principios de los años noventa se ha fundamentado en una combinación de política energética y de cambio climático, en la que el gas se considera un combustible de transición, y aspiraciones geopolíticas, según las cuales los sucesivos gobiernos han previsto situar a Grecia como centro energético del sudeste de Europa.

La red de estaciones de servicio que puedan ofertar GNL se encuentra todavía en las primeras etapas de su desarrollo, aunque con proyectos importantes para realizar una red de suministro que haga viable en breve el uso del GNL en el transporte del país

En Grecia hay actualmente

estaciones de servicio con GNL a la venta