La energía representa un gasto importante para los consumidores individuales, las empresas y la economía en general en Oceanía. Los precios de la energía indican la importancia de las diferentes transacciones comerciales asociadas al uso de la energía, y son muy variables en el continente debido a las evidentes variables geográficas de un continente formado por islas separadas.

Los gobiernos de Oceanía pueden perseguir varios objetivos al diseñar su política fiscal de los productos energéticos pero los impuestos sobre la energía son una importante fuente de ingresos para varios países, lo que hace de los productos energéticos un objetivo interesante para la fiscalidad, ya que los ingresos fiscales resultantes son estables y predecibles.

El gas natural plantea un reto específico, ya que sus precios de consumo final suelen estar regulados a través de múltiples tarifas que incluyen costes fijos y variables. En la mayoría de los países se puede suministrar GNC pero sin embargo la logística complicada provocan unos precios poco competitivos con los carburantes tradicionales

El precio del GNC en Oceanía varía mucho y, en cualquier caso, está muy poco extendido su consumo por el continente