El gas natural se utilizó por primera vez como combustible en vehículos ligeros en Brasil en 1996. Esto fue el resultado de una nueva ley que extiende esta aplicación, antes autorizada sólo a los autobuses metropolitanos, a todo tipo de vehículos. Empezando lentamente, la industria del gas natural vehicular (GNV) ha progresado hasta el punto de que cerca de un millón de vehículos circulan por las carreteras brasileñas, una cifra notable en sólo 9 años. La mayoría de estos vehículos son taxis convertidos en el mercado de posventa o vehículos comerciales de media potencia.

En algunas grandes áreas metropolitanas, como Sao Paulo o Río de Janeiro, el gobierno ha previsto promover programas para sustituir el gasóleo por el gas natural en los autobuses urbanos. Se están desarrollando estrategias para resolver cuestiones como la tecnología, las diferencias de precio con respecto a los motores y el combustible diésel, la fiscalidad y las prácticas de funcionamiento y mantenimiento que se utilizan actualmente, para que el gas natural resulte atractivo para los operadores de flotas. Se trata de un nicho que se espera que crezca significativamente en los próximos años.

Otro interesante proyecto en discusión, que se desarrollará en el cono sur de Sudamérica, son los "Corredores Azules". Cuando se implementen, interconectarán algunas ciudades como Río de Janeiro y Sao Paulo, con Buenos Aires (Argentina), Montevideo (Uruguay) y Santiago (Chile). Estos corredores son rutas en las que el gas natural está o estaría disponible para alimentar los vehículos a gas natural y mejorar las condiciones existentes para mejorar las transacciones de exportación e importación y la integración política entre las naciones de esa región.

Recientemente, con la ayuda de las nuevas tecnologías desarrolladas y aplicadas a la exploración de las profundidades oceánicas, ha sido posible identificar grandes reservas de gas, cercanas a los puntos de consumo. Por ello, la red de distribución de gas natural sigue en construcción en gran parte del país. Las estaciones de servicio de GNV han sido un poderoso instrumento de viabilidad para justificar la construcción de gasoductos en zonas que, de otro modo, no habrían sido viables.

En Brasil hay actualmente 355 estaciones de servicio con suministro de GNC abiertas al publico.