El Gobierno suizo se ha fijado el objetivo de contar con al menos 100 estaciones de abastecimiento de hidrógeno en el país para 2025, como parte de sus esfuerzos por reducir las emisiones de carbono y fomentar el transporte limpio.

A pesar de todos los esfuerzos mundiales por frenar el cambio climático, el mundo del transporte está dominado por el combustible fósil número uno: el gasóleo. Sin embargo, la tecnología eléctrica de hidrógeno ha surgido como una alternativa viable. Una carencia es la falta de una red nacional de estaciones de servicio. La asociación H2 Mobility Switzerland se ha fijado el objetivo de establecer una red de este tipo en Suiza.

En la tecnología de hidrógeno-eléctrica, las pilas de combustible del vehículo convierten el hidrógeno en electricidad, que a su vez acciona un motor eléctrico. Las ventajas más importantes: Repostaje en pocos minutos, sólo vapor de agua como emisiones, una autonomía comparable y prestaciones idénticas a las de un camión diésel.

El precio del hidrógeno en Suiza sigue siendo superior al de los carburantes tradicionales pero con las inversiones que se está produciendo es probable que sea más competitivo según se implementan las nuevas tecnologías